miércoles, 27 de junio de 2012

CORRIENDO

Este año lo disfruto mas que nunca. A pleno sol, cuando mas casca, vestido solo con el pantalón y las zapatillas, y con la compañía del reproductor de música. Nada más. Ni reloj, ni pulsómetro, ni ganas de contar. Echar a correr y sentirte bien, todo uno. Y hacer kilómetros y soltar sudor, y mientras hago kilómetros, hago planes y ordeno cosas, y soltando sudor suelto muchos demonios y mucha mala leche. Y llego al final liberao, oye. Como si me hubieran formateado el cerebro.

Que luego te duelan las piernas es lo de menos; que te miren como si estuvieras pirado, fatigado a tope con una sudada tremenda, sin beber cuando el sol cruje de lo lindo, también. Lo que cuenta es el efecto; acabo mucho mejor que como empecé. Si dicen que todos tenemos dos personalidades, yo, corriendo por el monte, dejo atrás al cabrón, al acomplejado, al resentido, al sinvergüenza que llevo haciéndome compañía. Ese queda tirado en una cuneta sin poder moverse. Solo acaba la carrera un tío que está muy cerca de lo que quiero ser de verdad.

martes, 26 de junio de 2012

HONOR Y REMORDIMIENTOS

Todavía me acuerdo (como si fuera ayer) de un lejano día de colegio en el que se me hincharon las pelotas, harto de las burlas de mis compañeros de clase por ser un empollón gafudo, y les pedí explicaciones en la parte de atrás del patio. Allí había un terraplén y luego un trozo de prado antes de la verja, muy buen sitio para jugar en el recreo y para arreglar ciertas cuestiones con los puños, o con lo que haga falta, cuando acabaran las clases. 

Allí me enfrenté al imbécil mas alto y fuerte de la clase (Eladio se llama) y allí me defendí sin dar ni un paso atrás; me costó acabar con las narices hinchadas, sangrando y con las rodillas del pantalón rotas.

Pero salí de allí con el honor intacto. Aquellos cabrones no me iban a molestar mas. Por lo menos ese día. Creo que, con la visión de aquellos años, hice lo que tenía que hacer. O por lo menos lo que me hizo sentir mas a gusto.

Por eso me duele mas la otra cara de esta historia; unos años después no defendí a capa y espada, como se merecía, a un amigo que estaba siendo maltratado e insultado. Me aparté de su lado y le dejé a su suerte, que era la vergüenza y la humillación. Y me dolió, y lloré mucho mas que el día que volvía a casa con los morros hechos una pena. Vencido en lugar de derrotado.

Ahora, ya mayor, parece que lo que toca es hacer cosas de las que uno no puede sentirse orgulloso. Puede que por buenas razones: el pan de cada día, los hijos, problemas que surjen...Pero luego te miras al espejo y ves a un crío con la nariz mocosa y sanguinolenta mirándote con ojos duros, preguntándote que que es lo que pasa contigo. Diciéndote que a lo mejor no mereció la pena romperse la crisma en aquel terraplén.

viernes, 22 de junio de 2012

POSTAL DESDE LA CRISTALERA

Los vi ayer por la tarde, por la cristalera de la oficina, saliendo al terminar la jornada. Eran dos críos, niño y niña jugando con un papel y un palo, tirados en el suelo, en medio de la plaza de Eduardo Gota Losada; un enorme espacio vacío de color gris (no pasaba nadie por allí) y aquellos dos tan felices, meneando los pies en el aire, mientras agitaban palo y papel imitando quizá una batalla en el espacio, o un abordaje pirata; a lo mejor el poli ya había pillado al caco y estaba detenido.

No se veía a nadie que los controlara; seguramente lo habría. Igual había un padre o una madre al otro lado de la cristalera de la cafetería que hay al lado de la plaza, mirando igual que yo. Y posiblemente con la misma sensación: entre tanto gris, tanto espacio frío, tanto vacío, llegan dos críos y se ponen a jugar y sientes...calidez. Dejas de verlo todo feo. Piensas que dentro de unos años las cosas buenas podrán repetirse; ellos se ocuparán de que se repitan, porque las han vivido. Y todo pensado mirando una simple postal.

martes, 19 de junio de 2012

SACRIFICIOS

Los dioses castigaron a Prometeo a quedar encadenado a una roca donde un buitre le comía las entrañas durante el día; estas se regeneraban por la noche y así el buitre volvía a roérselas con el siguiente amanecer. Esa condena durará toda la Eternidad. 

Pocas cosas son mas crueles que un castigo condenado a repetirse indefinidamente, pero Prometeo tendrá el consuelo de haber sido amigo de los hombres y su protector, primero engañando a Zeus tapando con grasa maloliente la carne de los animales sacrificados para que escogiera los huesos, y después robando el fuego que el dios, enfadado por el anterior engaño,había quitado a la humanidad como castigo.

Seguro que ver como entre nosotros nos negamos la luz y el alimento le revolverá el estómago mas que el pico del buitre. Igual era mejor mirar a otro lado y disfrutar de los placeres del Olimpo, y total, si nos tenemos que destruir, mejor hacerlo a la primera ocasión, y dar oportunidad a un nuevo comienzo.

lunes, 11 de junio de 2012

COMPROBACIONES

Ayer, viendo el partido de fútbol entre España e Italia, sentado tranquilamente en la terraza de una sidrería, comprobé que el fútbol es como la economía; es posible decir a la vez una cosa y la contraria, y encima tener siempre razón. Bastó con atender las discusiones sobre la alineación de Del Bosque y con escuchar las palabras del Presidente del Gobierno en el descanso del partido.

martes, 5 de junio de 2012

EFECTO DOS MIL

Y de repente está uno en el mismo punto en el que estaba en el famoso y ya lejano año 2000;  mismo tipo de vivienda, mismo precio, mismo dinero disponible, mismas distracciones, mismas expectativas...Pero solo. Y menos libre, aunque se esté solo.

Igual al final el "Efecto 2000" se produjo de verdad y, tras una cruel guerra, las máquinas desquiciadas por los fallos en los microprocesadores impusieron una tiranía en la que se nos condena atacándonos donde mas vulnerables somos; en nuestros sueños. En mi caso, un sueño de doce años en el que he tenido un doloroso despertar.

Un consuelo: me toco la espalda y no tengo cables, ni conexiones. Respiro,  siento el aire que me toca la cara. Miro y veo. Escucho y oigo. Y sonrío. Quizá pueda volver a ser libre, después de todo.