jueves, 6 de septiembre de 2012

TRISTEZA

En cuanto abres una cuenta en Facebook empiezas a recibir cantidad de mensajes con historias de superación, de valentía, de esfuerzo; personas que superan terribles enfermedades, operaciones a vida o muerte, amputaciones, la ruina, la guerra, sucesiones de pérdidas irreparables en muy poco tiempo; gente que saca a sus hijos adelante casi sin medios, y los lleva a hacerse millonarios, que muere por ellos, que les da un riñón, o un pulmón. Seres humanos que, sin razón aparente, y sin ninguna necesidad, hacen favores impagables a desconocidos. Luchan contra la tristeza.

También están los que fueron ricos y ahora no lo son, y llevan con dignidad su caída; empresarios que cierran después de pagar hasta el último euro a sus empleados, trabajadores que sudan hasta la última gota para mejorar, gran cantidad de gente que está viendo como la exprimen y sigue ocupándose de vivir, y de buscar felicidad, para ellos y para los suyos. Felices a pesar de todo.

Cristiano Ronaldo está triste. ¿Tiene derecho a estarlo? Por supuesto, el sentimiento es libre. Pero no se puede estar triste y cargar ese muerto a los demás. Porque él ha puesto tristes a los aficionados de su equipo, que, y no lo debería de olvidar, le pagan para que les alivie un rato sus penas, con goles y con alegría. Y por la tarifa que cobra, que cuesta un montón a cada sufrido abonado que colabora en pagarla, debería de dar un ejemplo mas positivo a esa gente; no es de recibo que les obligue a comulgar con su envidia, su egolatría, su avaricia y su maledicencia. Son ellos los que le pagan, y no le cuestionan para nada su esfuerzo como profesional. Qué no les chulee con sus sentimientos.

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