lunes, 22 de octubre de 2012

BUCLES MALOS


Acabas el día, el mes y parece que toda la eternidad metido en un bucle del que parece que no sales, a saber: detectas un fallo, una carencia, un mal comportamiento, eso te cuesta algo, lo analizas después, prometes cambiar las cosas…y luego, o no llegas a aplicar la solución o te descuidas en el momento más inoportuno. Así que repites la carencia, fallo o comportamiento, la vuelves a detectar, te cuesta algo…y otra vez.

Y llegas a casa con la cara de tonto, poniéndote a parir por repetir conductas que tenían que estar superadas, por estar todo el puñetero día empezando, por ser incapaz de mantener durante un tiempo la nueva ruta que, tiene narices, tú mismo te has trazado, nadie te ha dicho nada de cómo haces o dejas de hacer las cosas, nadie juzga tu conducta. Es uno mismo el que valora, y uno mismo el que se falla a si mismo, otra vez.

Y uno no arranca. No mejora. No cambia lo que tiene que cambiar, lo que le pide el cuerpo que sea de otra manera. Y me gustaría saber por qué, si al final, da más comederos de cabeza el ejercicio constante de vuelta a empezar que coger y, simplemente, hacer el esfuerzo de cambiar. Un pequeño esfuerzo, una respiración de más, media hora de tiempo…un poquito. Aguantar después de la primera semana, o del primer mes. Nada más.

Con todo lo que queda por hacer, con todos los sueños que se sueñan, no puede, no debería permitirse que esto pase. No se puede claudicar. Y si hay que reinventarse, pues a reinventarse. Pero ya. Y para siempre. Buscar esa solución. Perseguir esa mejora. Porque queda poco tiempo; porque se acaba el que tenemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario