lunes, 16 de julio de 2012

COMPETITIVIDAD


Hay quién dice que los empleados públicos tenemos un problema de competitividad. Quizá sea cierto. No se buscan clientes puerta a puerta, ni se hacen campañas de publicidad agresivas. No se hacen treses por doses ni doses por unos. No hay rebajas ni días especiales, ni se hacen campañas de publicidad con atractivos ganchos y modelos. No se ve a ningún médico haciendo tropezar a la gente a la puerta de Urgencias, a ver si se caen y rompen algo, ni policías solicitando a la gente que pierdan algo, o incitando a las parejas a que se agredan mutuamente; tampoco hay por la calle funcionarios ofreciendo licencias de caza, ni cédulas de habitabilidad.



Los que si son competitivos de cojones son los políticos, oye, se nota que necesitan hacerse valer para conservar su poltrona. Crean los problemas, o los agravan, echan la culpa a otros, se quedan con los beneficios que pueda haber y luego, con el deber cumplido, pasan a la reserva, mal llamada oposición, y están cuatro años preparando nuevas gilipolleces para engatusarnos, denominadas programa electoral. Qué no se correspondan con la vida real, con la realidad económica y con las necesidades del pueblo, no importa.

Se trata, en fin, de conservar cuota de mercado, y, por mi madre, que la saben conservar. Es que mires donde mires no ves un producto distinto.

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