lunes, 16 de julio de 2012

CULTO AL SOL



Y llegó el verano. Por fin, después de dos semanas de mirar al cielo, llamando al sol a voces, podemos disfrutar de unos días despejados, de luz en las calles y en los parques, de calor en la piel. Adiós paraguas y chaquetas de abrigo; adiós calzado de agua y pantalones oscuros. Fuera manga larga y pañuelos, ¡de una vez!

Podremos sentir el tacto del Astro Rey, radiante en la cara, y la caricia del viento en los hombros y los brazos desnudos. Nuestra piel cogerá color, y contrastará el tostado con el blanco de nuestra ropa, y el brillo de nuestros ojos. Iremos a bañarnos, al mar o al río, y el agua fría reactivará nuestro organismo afinando nuestros sentidos y nuestra sensibilidad.

Comeremos mas ligero, y mas sano, y nos moveremos mas, estando mas relajados. Nuestros niños retozarán en los parques y las playas, y estarán mas cansados y mucho mas contentos. La bebida nos sentará mejor y la disfrutaremos más. Tocaremos a nuestras parejas, y ellas se dejarán tocar y les gustará.

Y tendremos una sonrisa en la cara más a menudo, o la estrenaremos por fin después de dos semanas entre indiferencia gris o desesperación negra. Y prestará. Y muchas de estas cosas todavía son gratis. Y podemos acompañarlas de condimento barato: un libro, un bocata, una pelota hinchable. Así que las disfrutaremos con mas ganas.

Que razón tenían los antiguos cuando al Sol le daban el rango superior en el panteón de sus Dioses. Destructor e implacable, pero también purificador y fuente de vida. Lo tendremos durante cinco mil millones de años mas; gozémoslo.

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