Ahora la crisis ya es una mas de la familia, ahora
ya no hay desaceleraciones ni brotes verdes, ahora ya no se prometen bajadas de
impuestos ni mantenimiento de las prestaciones sociales; Tenemos asumida la
realidad. No queda nadie sin un familiar o amigo en el paro o en un ERE, nadie
que no conozca mejor a la prima de riesgo que a las primas carnales, y por
supuesto, absolutamente nadie que dude de que los bancos no son los amigos
fieles que creíamos que eran. Ya estamos completamente desengañados, y podemos
empezar a actuar.
Porque hay que tenerlo claro; contra esta crisis no
sirven las medidas que aplican nuestros amados gobernantes, consistentes en
meter tijera en lo fácil, o sea, gastos de personal, o de servicios al público,
y subir lo fácil también, los impuestos sobre la renta y el consumo; lo de las
“fórmulas imaginativas para optimizar la gestión” o la “supresión de gastos
suntuarios y superfluos” queda para los power point de las campañas
electorales, y esas ya pasaron. Y desgraciadamente, tampoco sirven las clásicas
recetas sindicales, a saber: una huelgona en la que los que paran lo hacen
obligados a coger el día de vacaciones por si un piquete revienta el centro de
trabajo, y los que no paran van a trabajar amenazados de despido si no se
presentan allí. Es generalizar, pero así son las huelgas generales en España;
un singular ejercicio de libertad de conciencia.
El mundo ha cambiado, ya no es como hace veinte
años, los obreros ahora tienen coche y llevan a sus hijos a actividades, y se
gastan el dinero en abonos del fútbol y televisión por cable, y todo cuesta
dinero que es costoso ganar. Muchos son pequeños empresarios o autónomos, que
no se pueden permitir cerrar. No van a ir de manifestación ni a ponerse de huelga
indefinida. Pero su enemigo son los mismos; los grandes empresarios demasiado
poderosos, los bancos demasiado codiciosos, o los políticos demasiado mangantes
y mentirosos.
¿Y qué podemos hacer?
Quizá haya que reinventar la lucha reivindicativa.
En la propaganda del 15 M se insiste mucho en que la suma de muchos peces
pequeños se come al pez grande; pero eso no se puede aplicar solamente para
manifas, encierros y protestas, que solo sirven, y mas estando en manos de
especuladores y políticos, para conseguir vagas promesas que se llevará el
viento en cuanto la gente se canse de salir a la calle. Pero, ¿y si se juntan
un centenar de hipotecados del mismo banco y se presentan en la Oficina
Principal? Podrían empezar diciendo: “juntos sumamos dos millones de euros en
hipotecas. O nos mejoran las condiciones o nos vamos a otra entidad”. Quizá se
pueda hacer. Al fin y al cabo, un director de banco es un asalariado, con
sueldo…y objetivos. Y sin romper nada ni cortar el tráfico, usando sus mismas
armas; terrorismo de guante blanco. Como represento mucho dinero, pues consigo
mejor trato.
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